lunes, 23 de octubre de 2017

Historias mínimas. X. Javier Tomeo.

CAMPESINO plantando árboles y HOMBRE solitario. Se aproxima la hora solemne del ocaso. El hombre, que ha recorrido todos los caminos del mundo, suspira profundamente.
HOMBRE: (Tras un largo silencio.) Oiga.
CAMPESINO: Qué.
HOMBRE: (Con voz cansada.) Plánteme también a mí.
CAMPESINO: (Sorprendido.) ¿Cómo?
HOMBRE: Que me plante.
CAMPESINO: (Sin ceder en su sorpresa.) ¿Por qué?
HOMBRE: Estoy cansado.
CAMPESINO: ¿Y cómo quiere que le plante?
HOMBRE: Como si fuese un manzano.
CAMPESINO: ¿Está hablando en serio?
HOMBRE: Yo no sé ya hablar de otra forma.
Pausa. El CAMPESINO encoge los hombros, carga al HOMBRE sobre sus espaldas, le traslada al pequeño hoyo y le entierra hasta los tobillos. El HOMBRE, que ha abierto los brazos en cruz, levanta la mirada al cielo y se queda muy quieto, apenas sin respirar, esperando el milagro de una nueva primavera que le haga, por fin, fructificar.

Historias mínimas. Javier Tomeo, 2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario