En el comedor, su esposo notó el goteó rojo del estómago y la condujo de inmediato a emergencias. Los médicos intentaron suturarla, pero no pudieron contener la hemorragia. La sangre se fue acumulando en pasillos y cuartos hasta inundar el hospital y luego el barrio. Llegaron los bomberos y comenzó la evacuación.
Los canales locales de televisión mostraron lagos púrpuras que entraban a las casas y centros comerciales. Un mes después, helicópteros militares rescataban sobrevivientes en todo el territorio y el presidente cerraba un trato migratorio con países vecinos.
Los últimos testigos que vieron a Esther, dicen que estaba en el techo del hospital, pidiendo disculpas, muerta de vergüenza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario