Vi un elefante capturado por unos cazadores que,
simulando que cortaban juncos y hierbas inofensivos, luego trenzaron cuerdas
irrompibles con ellos, hicieron una red, lo apresaron, y lo mataron.
El elefante era yo: los cazadores, eran mis ensueños y ambiciones; y los juncos y las hierbas, la infinidad de minucias, compromisos, y mentiras en los que me ha ido enredando la vida.
El elefante era yo: los cazadores, eran mis ensueños y ambiciones; y los juncos y las hierbas, la infinidad de minucias, compromisos, y mentiras en los que me ha ido enredando la vida.
La llave dorada. Carlos Almira Picazo, 2014.
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