miércoles, 22 de febrero de 2023

Cinco narraciones inacabadas. Daniil Jarms.

 

Querido Yákov Semiónivich:

1.Un hombre tomó carrerilla y se golpeó la cabeza contra una fragua con tanta fuerza que el herrero dejó a un lado el mazo que tenía en las manos, se quitó el mandil de cuero y, tras alisarse el pelo, salió a la calle para ver qué había pasado.
2. Entonces el herrero vio al hombre sentado en el suelo. El hombre estaba sentado en el suelo y se sujetaba la cabeza. 3. «¿Qué ha pasado?», preguntó el herrero. «¡Ay!», dijo el hombre. 4. El herrero se acercó al hombre. 5. Interrumpimos la narración sobre el herrero y el hombre desconocido y empezamos un nuevo relato sobre los cuatro amigos del harén. 6. Había una vez cuatro partidarios del harén. Consideraban que era un placer tener ocho mujeres a la vez. Se reunían por las tardes y debatía sobre la vida en el harén. Bebían vino; se cogía unas curdas tremendas; acababan debajo de la mesa; echaban la papilla. Era muy desagradable mirarlos. Se mordían en la pierna unos a otros. Se llamaban de todo. Se arrastraban por el suelo. 7. Interrumpimos este relato y empezamos un nuevo relato sobre la cerveza. 8. Había un barril de cerveza, y a su lado meditaban un filósofo: «Este barril está lleno de cerveza. La cerveza fermenta y se fortalece. Y mi mente fermenta y se eleva por las cumbres estelares mientras mi espíritu se fortalece. La cerveza es una bebida que fluye en el espacio; yo, en cambio, soy una bebida que fluye en el tiempo. 9. Cuando la cerveza está encerrada en un barril. Ya no tiene dónde fluir. Si el tiempo se detiene, también yo me detendré. 10. Pero si el tiempo no se detiene, mi fluir será inmutable. 11. No, más valdrá que fluya también libre la cerveza, pues es contrario a las leyes de la naturaleza que permanezca inmóvil». Y con estas palabras el filósofo abrió la espita del abril y la cerveza se vertió en el suelo. 12. Ya hemos hablado bastante de la cerveza; ahora vamos a contar algo de un tambor. 13. El filósofo tocaba el tambor y gritaba: «¡Estoy haciendo ruido filosófico! Nadie necesita este ruido, de hecho resulta bastante molesto. Pero si molesta a tanta gente, eso quiere decir que no es de este mundo. Y si no es de este mundo, tendrá que ser de otro mundo. Y si es de otro mundo, yo pienso seguir haciéndolo». 14. El filósofo estuvo haciendo ruido mucho rato. Pero vamos a dejar esta historia tan ruidosa y vamos a pasar a la siguiente, una muy tranquila sobre los árboles. 15. Un filósofo paseaba entre los árboles en silencio, porque le faltaba inspiración. 

Me llaman capuchino. 2006.

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