Samuel Taylor Coleridge soñó que
recorría el Paraíso y que un ángel le daba una flor como prueba de
que había estado allí.
Cuando
Coleridge despertó y se encontró con esa flor en la mano comprendió
que la flor era del infierno y que se la dieron nada más que para
enloquecerlo.
El gato de Cheshire, 1965.
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