Olvidar lo que debe olvidarse para
seguir vivos, lo que no es tuyo y no te mejora.
Olvidar
la limosna del tiempo, el cansancio, el hollín de la tristeza que
atasca el
engranaje,
el hierro dulce de la lengua roja.
Olvidar
las ideas que perdimos, los fantasmas, los sueños, las fieras que
te
gritan en el pecho y no te dejan.
Olvidar
como quien se traga una llave.
Inventarse
la nada
como
quien sopla un fósforo en el tiempo.
Llueve horizontal, 2014.
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