domingo, 24 de septiembre de 2023

Elogio a la hermana. Wilsawa Szymborska.

Mi hermana no escribe poemas,
y probablemente ya nunca se pondrá a escribir poemas,
lo heredó de nuestra madre, que tampoco escribía poemas,
y de nuestro padre, que tampoco escribía poemas.
Y, aunque mis palabras suenen a texto de Adam Macedónski,
en mi familia nadie escribe poemas.


Los cajones de mi hermana no guardan viejos poemas,
en su bolso no hay poemas recién escritos.
Y cuando mi hermana me invita a comer,
sé que no lo hace con la intención de leerme sus poemas.
Sus sopas son deliciosas y carentes de ocultos significados.
Y el café no se derrama sobre los manuscritos.


En muchas familias nadie escribe poemas,
pero si uno de sus miembros empieza, suele sembrar el contagio.
A veces la poesía cae en cascada sobre las generaciones
y origina remolinos capaces de engullir sentimientos familiares.
Mi hermana practica una prosa aceptable
y su obra literaria se reduce a las postales turísticas
con un texto que cada año repite la misma promesa:
cuando vuelva
contará
todo
todito.

Paisaje con grano de arena, 1997.

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