domingo, 17 de septiembre de 2023

¿Nos dará permiso la memoria para ser felices? (Hubo un momento). Eduardo Galeano.

Hubo un momento en que el dolor comenzó y desde entonces no se detuvo nunca, venía aunque no lo llamaras, sombra de ala de cuervo repitiéndote al oído: «Ninguno quedará. Ninguno quedará vivo. Son muchos los errores y las esperanzas que habrá que pagar».
La Sarracena arrancó el trapo que cubría el cuerpo de tu hermano Tin, en Córdoba, y mientras ella se quejaba del calor y del mucho trabajo le torció la cara para que vieras el agujero del tiro. No te diste cuenta de las lágrimas hasta que te tocaste la piel mojada.
Cuando acribillaron a Rodolfo, el primer balazo te alcanzó la boca. Te inclinaste sobre su cuerpo y no tenías labios para besarlo.
Después…
Iban cayendo, uno tras otro, los seres queridos, culpables de actuar o de pensar o de dudar o de nada.
Aquel muchacho de barba y mirada melancólica llegó al velorio de Silvio Frondizi muy tempranito, cuando no había nadie. Dejó sobre el cajón una manzana roja y brillante. Lo viste dejar la manzana y él se alejó caminando.
Después supiste que aquel muchacho era el hijo de Silvio. El padre le había pedido la manzana. Estaban comiendo, al mediodía, y él se levantó para alcanzarle la manzana cuando irrumpieron, de golpe, los asesinos.

Días y noches de amor y de guerra, 1978.

No hay comentarios:

Publicar un comentario