domingo, 3 de noviembre de 2024

Viejo soldado. Charles Simic.

Cuando cumplí los cinco años

ya había peleado en cientos de batallas,

había matado a miles

y sufrido multitud de heridas

para después levantarme y seguir en la lucha.

 

Después del bombardeo, el cielo se llenó

de cenizas volando y de pájaros.

Mi madre me tomó de la mano

y me llevó al jardín

donde estaban los cerezos en flor.

 

Había una gata acicalándose

de cuya cola quise tirar,

la dejé tranquila un momento,

porque estaba ocupado intentando darle a las moscas

con una espada de cartón.

 

Todo lo que necesitaba era un caballo para montar,

como el que estaba amarrado a un carro fúnebre,

tras un montón de escombros,

esperando con la cabeza agachada

a que terminasen de cargar los ataúdes.

El señor de las máscaras, 2010.

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