He
visto ayer por una ventana un tiesto lleno de lilas y de rosas
pálidas, sobre un trípode. Por fondo tenía uno de esos cortinajes
amarillos y opulentos, que hacen pensar en los mantos de los
príncipes orientales. Las lilas recién cortadas resaltaban con su
lindo color apacible, junto a los pétalos esponjados de las rosas de
té.
Junto
al tiesto, en una copa de laca ornada con ibis de oro incrustados,
incitaban a la gula manzanas frescas, medio coloradas, con la
pelusilla de la fruta nueva y la sabrosa carne hinchada que toca el
deseo; peras doradas y apetitosas, que daban indicios de ser todas
jugo, y como esperando el cuchillo de plata que debía rebanar la
pulpa almibarada; y un ramillete de uvas negras, hasta con el
polvillo ceniciento de los racimos acabados de arrancar de la viña.
Acerqueme,
vilo de cerca todo. Las lilas y las rosas eran de cera, las manzanas
y las peras de mármol pintado, y las uvas de cristal.
La otra mirada, antología del microrrelato hispánico. David Lagmanovich, 2005.
Prosa poética y modernista. Gracias por el exquisito texto.
ResponderEliminarSaludo colombiano.