Al
principio pensó que era una arritmia, y pidió una cita con el
cardiólogo.
Este
lo hizo caminar por una escala móvil, luego le midió los latidos y
el pulso.
-La
verdad es que se escucha algo raro, le dijo. Necesitamos otro examen.
Lo
pusieron en el nuevo scanner que había llegado de Estados Unidos,
capaz de detectar las variaciones más imperceptibles del corazón.
El
scanner pudo registrar unos murmullos en desorden, algunas risas, el
final de una frase, larga amistad, un quejido que se confundía con
una puerta giratoria.
Para leerte mejor, Juan Armando Epple, 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario