Batalló
con sus huestes en estepas fogosas o heladas y en praderas y en
bosques umbríos, fue el terror de sus tiempos y venció a reinos de
Oriente y Occidente, pero, como por donde pisaba su caballo no volvía
a brotar la hierba, descubrió un día que el verdadero, obstinado e
invencible perseguidor era el Desierto.
José de la Colina. Yo también soy Sherezade, 2016.
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