Se
cuenta que Vulcano inventó el espejo para que Venus pudiese apreciar
su propia belleza. En una de las tantas trifulcas entre marido y
mujer, Vulcano hizo añicos el espejo y los trozos cayeron a la
Tierra.
El
primer hombre que los vio fue Narciso. Al aproximarse, entendió que
varios jóvenes de extraordinaria hermosura lo miraban. A todos se
les encendió en los ojos el mismo fulgor lascivo, después todos
mostraron la misma inflamación del sexo, por fin todos le tendieron
los brazos en un mismo ademán de oferta y de demanda. Entonces
Narciso corrió hacia ellos y todos, también él, desaparecieron.
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