En el circo, disfrazado de payaso, su torpeza pasa desapercibida. El maquillaje blanco encubre su blancura. Sus compañeros de trabajo se quejan a veces de que huele mal, pero el director de circo lo defiende, porque hace reír como ninguno, se contenta con poco, y casi nadie se da cuenta de que está muerto.
Fenónemos de circo. Ana María Shua, 2011.
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