lunes, 31 de diciembre de 2018

El juguete. Pedro Guillermo Jara.


La ciencia ficción te balancea en el acantilado.
La fantasía te empuja”.
Ray Bradbury

Cierto día apareció en mi jardín un juguete como un pequeño camión metálico de seis ruedas. Abrí la puerta y lo observé intrigado. El juguete giró su pequeña cámara y me observó a la distancia. Luego, con una tijera cortó una rosa y la guardó en su interior; con una pequeña pala mecánica tomó una muestra de tierra y la guardó; con unas pinzas tomó una bolita de vidrio, la observó con su cámara y la guardó; avanzó un par de centímetros y con las mismas pinzas tomó una boleta del agua, la observó, la dobló en cuatro partes y la guardó; con una pequeña red atrapó una libélula y la guardó. Su cámara giró en noventa grados y se dirigió hacia una piedra, la levantó con su pequeña grúa y atrapó un grillo que también guardó.
El juguete avanzó hacia mí, se detuvo frente a mis pies, alargó su cámara hasta la altura de mi ojo, escudriñó mi rostro, me tomó una foto para luego regresar al centro del jardín. De detuvo, guardó todas sus herramientas con un susurro electrónico y se quedó quieto. Comenzó a vibrar. Desde la parte inferior del juguete parpadeó una luz roja; luego se encendió una llamarada azul que lo elevó sobre el suelo, oscilando en el cielo, para desaparecer desde mi vista.
Me quedé allí, en el dintel de la puerta, sin comprender, en este medio día marciano.

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