Una rana, que se ufanaba
de cantar mejor que las demás, recorría sin descanso estanques y lagunas con el
objeto de hacer conocer su arte insuperable.
Convencida como estaba de que nadie en toda la región cantaba mejor que ella, se encontró con que otra rana tenía el atrevimiento de repetir su canto. Herida en su orgullo, la rana se vio obligada a cantar más allá de sus fuerzas, hasta lanzar un desgarrador grito de muerte que, desde luego, también repitió, al instante, el eco que la había acompañado aquella noche.
Convencida como estaba de que nadie en toda la región cantaba mejor que ella, se encontró con que otra rana tenía el atrevimiento de repetir su canto. Herida en su orgullo, la rana se vio obligada a cantar más allá de sus fuerzas, hasta lanzar un desgarrador grito de muerte que, desde luego, también repitió, al instante, el eco que la había acompañado aquella noche.
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