Cuando el mundo conocido sólo
era China, el dragón Han se apareció en sueños al rey Tong y le
dijo:
—Al
despertar sólo tendrás un día más de vida y luego morirás.
Podrás seguir viviendo si construyes para mí un castillo que dure
mil años.
Cuando
despertó, el rey olvidó el sueño. Al anochecer, cuando faltaban
apenas seis horas para la sentencia, lo recordó y llamó de prisa a
sus ministros, consejeros y magos.
—Pronto
moriré —concluyó después de contar su sueño—. Si alguno de
ustedes tiene una solución quiero oírla.
Divagaron
durante horas hasta que uno de los consejeros trajo unas copas de
licor. En la del rey echó un fuerte somnífero que lo hizo dormir
inmediatamente.
—Pero,
¿qué hiciste, siniestro consejero? —clamaron en coro los hombres.
—Salvarlo
—respondió—. Sólo en sueños podrá construir ese castillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario