Mr. Wilde ha dicho que los
crepúsculos están pasados de moda. Es indudable que se podría
disimular ese defecto si los paisajes variaran constantemente de
sitio. Eso de ver un paisaje en un mismo lugar es necesariamente
aburrido. Lo contrario sería encantador. Y espectacular. Un grupo de
árboles emigrando bajo el cielo. O un árbol que pasara para la
selva—solo—recto—sobre sus innumerables patitas blancas.
Pero
entonces la gente inventaría jaulas para cazar paisajes. Y un
paisaje dentro de una jaula no debe sentirse contento.
Suenan timbres, 1926.
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