A Pedro Paryma.
Raquel
mordió una manzana, y todos sus dientes quedaron en ella. Fue a su
casa con la boca sangrando a avisarle a su mamá. La mamá vino
corriendo asutada a buscar los dientes de Raquel y, cuando llegó,
los dientes se habían comido la manzana.
La
mamá quiso recogerlos, pero los dientes se levantaron y se comieron
a Raquel y a la mamá.
Después,
los dientes volvieron a la boca de Raquel, quien muy hambrienta
corrió a pedirle a su mamá que le comprara una manzana.
El hombre de los pies perdidos, 2005.
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