Un silencio
insoportable ha invadido el arca. Está muy oscuro. Todos duermen,
menos el tigre que mira el cielo queriendo encontrar una respuesta.
Pero, no es suficiente. Está cansado del encierro, de la amabilidad
con los otros animales, de sus debilidades. Quiere desgarrar cuellos,
lamer sangre y correr, correr en soledad.
Entonces,
tomando impulso, salta por la borda. Y cae a tierra.
Ya
amanece. El tigre ve el arca tambaleándose arriba de un monte, tan
pequeña e insignificante. Y se siente igual frente al paisaje de
arenas mudas, entumecidas por las rocas.
-¿Y
ahora, qué? – se pregunta, mientras camina sin rumbo por el inicio
filoso de esta historia.
Del blog de la autora: Ojo travieso.
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