La autopsia de la sirena arrojó
resultados muy interesantes: la incisión que se abrió desde el
ombligo al cuello descubrió un par de aletas pectorales -atrofiadas
bajo la piel- que cubrían el corazón, el hígado púrpura, el
estómago -vacío- y los intestinos enredados y viscosos. Bajo
estas vísceras, dos huevas -hinchadas- que ocultaban un extraño
órgano que debía de hacer las veces de aparato respiratorio de la
criatura. Y al final la espina dorsal arrebatada de púas.
Sin
embargo, lo más interesante vino después: seccionando desde el
ombligo hasta el final de la cola, ésta se abrió como una vaina
dejando al descubierto dos torneadas piernas de mujer enfundadas en
medias con costura trasera y unos pies pequeños aprisionados en un
par de zapatos de tacón. Al retirar el calzado -hicieron falta unas
tenazas- se reveló que tenía las uñas pintadas de rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario