Ni tu sabrás tampoco que una
tristeza tuya
cruzó
una vez mi vida…
La
noche será corta. Mañana volverás
a
ser una sonrisa.
MIGUEL
D’ORS
Te
veo sonreír cabizbaja en la parada
con
el leve desconsuelo de tus quince años,
te
veo caminar paso a paso hacia el futuro
y
me pregunto qué será de tus ilusiones
al
final del camino, si morirán del todo
o
mantendrán, rebeldes, encendida la hoguera,
el
rastro de una esperanza allá en el hondo túnel,
la
luz de una ventana.
Sólo
quiero que sepas
que
el mañana no existe, que eludirás las trampas
que
se agazapan en la sombra como alimañas
al
acecho -eso tendrás que descubrirlo sola-,
que
tu pena es eterna porque te precedía,
que
no te pertenece porque estaba en el mundo
mucho
antes que tú, desde que abrió la herida
que
ahora te lastima.
Sólo
quiero que entiendas
que
no va a poder nunca, por más que lo pretenda,
destronarte,
apagar el fulgor de tu belleza
ni
la luz de tus ojos, pues la auténtica vida,
niña
de quince años que me miras tan triste
desde
el fondo del pozo,
la
verdad de la vida,
es
la flor del rocío que moja tu sonrisa.
Las palabras perdidas, 2011
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