Tengo miedo a perder la maravilla
de
tus ojos de estatua y el acento
que
de noche me pone en la mejilla
la
solitaria rosa de tu aliento.
Tengo
pena de ser en esta orilla
tronco
sin ramas; y lo que más siento
es
no tener la flor, pulpa o arcilla
para
el gusano de mi sufrimiento.
Si
tu eres el tesoro oculto mío
si
eres mi cruz y mi dolor mojado
si
soy el perro de tu señorío,
No
me dejes perder lo que he ganado
y
decora las aguas de tu río
con
hojas de mi otoño enajenado.
Sonetos del amor oscuro, 1983
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