Un
dios se ocupa de casi todo: el ascenso de los líquidos por la raíz,
el minucioso aleteo del mosquito, los dilatados ciclos de los astros,
la acumulación organizada de materia que será un cristal, las
conjunciones siderales, la respiración de una hoja, la duplicación
del espejo… Pequeño, inmenso, infinito, unánime, simple,
complejo… no constituye un reto para él. Pero, frente a los
hombres, sí toma precauciones: no interviene en su devenir, parece
temerles, los deja a un azar que ellos llaman libertad.
Disposiciones y virtudes. Guillermo Bustamante Zamudio, 2016.
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