Caballeros, paladines, héroes, santos, monjes y escuderos, todos en la flor de la edad, salieron en busca del Dragón. Regresaron con la noticia de que el Dragón no existía, era una fábula, un mito, acaso un truco de los viejos para amedrentar y mantener a raya a los jóvenes. Sin embargo habían pasado junto al Dragón. Pero no lo reconocieron porque el Dragón toma una apariencia terrorífica sólo a distancia. Visto de cerca parece una criatura inofensiva y hasta hermosa.
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