No
tengas miedo, volará, heredó nuestros genes, dice el artista del
trapecio. Y desde el punto más alto lanza a su hija, un bebé
todavía, por el aire, hacia los brazos de la madre aterrada e
infiel. No debería temer: por las artes de su verdadero padre, el
mago, la niña realmente vuela. O les hace creer que vuela.
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