¿Qué
pulsión me ha hecho caer en la estupidez bobalicona de jugar con el
niño a sustraerle la nariz?
¿Por
qué perversa razón debe gustarle a un niño ser engañado con esta
pantomima de violencia sádica y mutiladora?
¿Cuándo
dejé yo de ser habilidoso en los juegos de manos, con lo fácil que
fue siempre sacar el pulgar por entre los dedos corazón e índice a
modo de napia respingona?
¿Cómo
le explico yo a su madre?
¿Qué
coño hago yo ahora con la nariz sangrante de mi hijo entre las
manos?
¿Cómo
sabíais, por qué esperabais todos (baba animal en comisura, jadeo
delator) que este cuento terminara de forma tan horrible,
despreciables amantes de lo truculento?
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