Medio ahogado, vio cómo una sirena nadaba hacia él,
y tendió sus manos hacia ella. La sirena no se acercó más. Con su hermoso
rostro sereno contempló cómo el príncipe se hundía lentamente. Cuando dejó de
respirar, ella se aburrió y abandonó el lugar, envuelta en un remolino de
espuma.
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