Dios
debe disponer que periódicamente los santos y los bienaventurados
abandonen por una temporada el Paraíso, pues de lo contrario no
saben u olvidan que viven en el Paraíso, empiezan a imaginar otro
Paraíso por su cuenta, en comparación el Paraíso les parece muy
inferior, una especie de caricatura, eso los pone melancólicos o
coléricos y terminan por creerse los condenados del Infierno.
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