Ramón prefiere la película de La 2, Ramón me ruega que os calléis, Ramón y yo salimos a pasear. A menudo el abuelo mencionaba a Ramón como ese amigo inseparable que sospechábamos había nacido en su imaginación para suplir la falta irremediable de la abuela. Por eso papá recurrió a un psiquiatra afamado para tratarlo. Durante largos meses, el galeno probó con el abuelo innumerables terapias con sus respectivos medicamentos y, como Ramón nunca desapareció de su cabeza, acabó internándolo en un sanatorio. Hoy hemos recibido una llamada telefónica, era Ramón que, entre sollozos, nos ha anunciado la trágica noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario