Un día, Yoha fue con unos amigos a pasear junto al
río. Uno de ellos, famoso por su tacañería, se acercó al río para lavarse las
manos, pero de repente resbaló y se cayó al agua.
Al no saber nadar, empezó a gritar pidiendo que le
ayudasen. Todos fueron a su rescate y le tendieron las manos para que se
sujetase, diciendo:
-¡Danos la mano, Mustafá, danos la mano!
Pero él se quedó mirando con los ojos bien abiertos
sin ninguna reacción.
Entonces llegó Yoha y les dijo:
-No podéis dirigiros de esa manera a una persona que
no está acostumbrada a dar.
Los apartó y se dirigió a Mustafá:
-Toma, coge mi mano, Mustafá, ¡cógela!
Enseguida el hombre cogió a Yoha de la mano dándole
las gracias y deseándole una larga vida.
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