miércoles, 15 de mayo de 2019

Solicitud denegada. Raúl del Valle.


Un precioso busto de Superlópez, tallado en piedra, presidía desde un alto estante el despacho en el que me citaron para comunicarme el resultado de las pruebas de acceso.
Sin levantarse de la silla, el técnico de selección me indicó que me sentara frente a él y rebuscó entre una enorme pila de papeles hasta dar con el informe referente a mi persona.
Me explicó, señalando el montón de informes según dijo pendientes de entrega, que recibían muchísimas solicitudes, por lo que debían ser muy estrictos a la hora de aceptar nuevos alumnos, y que en mi caso los resultados de las pruebas eran claros: quedaba demostrada mi capacidad para mover objetos con la mente pero, dada la lentitud con la que lo hacía (1 milímetro al minuto), aquello no pasaba de ser una peculiaridad que, además, estaba bastante extendida.
La telequinesis del caracol, la llamamos en el sector, es muy útil si se te queda lejos el mando a distancia pero no da como para iniciar una carrera de superhéroe, concluyó con una sonrisa de suficiencia.
Afortunadamente, al tipo le gustaba escucharse a sí mismo y el busto de Superlópez estaba lo suficientemente cerca del borde del estante.

Esta noche te cuento. Mayo, 2017.

martes, 14 de mayo de 2019

Paraguada. José María Merino.

El temporal había sido muy violento y aquella tarde la ciudad estaba llena de paraguas rotos. En algunos puntos, papeleras, contenedores, se amontonaban sus cuerpos destrozados. Desde cierta sensibilidad artística, podría pensarse que aquel conjunto de estructuras quebradas componía curiosas instalaciones dignas de figurar en algún museo de vanguardia. Pero solo los camiones municipales de la basura parecían haber advertido su presencia. Iban recogiendo los montones para trasladarlos al basurero. Qué júbilo entonces ante los sucesivos reencuentros. Separados desde hace tiempo, los paraguas de la misma procedencia empezaron a reconocerse, y su maltrecha condición no los impidió saludarse con júbilo. Pero lo más emocionante fue el momento en que dos pequeños paraguas, con su ropaje de nailon estampado de flores amarillas, procedentes de Hong Kong y supervivientes durante más de cuarenta años, se descubrieron de repente el uno junto al otro. Qué vibración de varillas, qué temblor de telas.

domingo, 12 de mayo de 2019

Le pedí al genio. Claudio Castro.


Este genio ha de ser un tonto, me dije un día. Todo lo que le pido me lo da al revés.
Estaba cansado de sus impertinencias y decidí deshacerme de él. Sabía que no sería fácil, por eso estudié con cuidado lo que haría.
Para que no hubiese equívocos, daría una orden directa, fácil de cumplir.
Tomé el frasco antiguo de donde salió, le señalé la entrada con mi índice y ordené:
—Entra aquí.
Y entró en mi dedo.
Desde entonces sufro de esta inflamación bajo la uña, que me atormenta día y noche.