sábado, 8 de febrero de 2020

Última versión. Javier Sáez de Ibarra.

En plena noche, se levantó y fue al cuarto de baño. Ahí estaba cuando dos ladrones acuchillaron a su mujer y a su hijo pequeño. Él había sentido el cuchicheo y los pasos de los asaltantes, también supo por los movimientos sordos que hubo una lucha con su mujer, quien debió de despertarse un momento antes de que la mataran. Buscó entre los utensilios del baño algo que le sirviera de arma; no lo halló. Se quedó de pie, tras la puerta, quieto, conteniendo los ruidos. Los hombres se tomaron un tiempo para registrar algunos cajones, encontraron joyas, pocas, dinero, hasta que se dieron por satisfechos. Se marcharon pronto.
El hombre barajó y sostuvo versiones diferentes -digamos, catorce- de estos hechos. Antes de añadir una nueva muerte a la narración. 

 

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