Todos los atardeceres la mujer
se sienta en el patio de la casa. Si alguien la acompañara vería
cómo su cuerpo se vuelve transparente al compás de la sombra.
Primero surge un mapa encendido de venas y de vísceras, luego, más
abajo, una población de huesos huecos por donde el viento corre como
un golpe de música.
La mujer sonríe y levanta un
brazo en la noche incipiente. Unos minutos más y se apagará el
resplandor del hueso iluminado por canciones remotas y ocultará la
piel el color de la sangre.
Cuando todo concluye, ella
guarda la silla bajo el alero y vuelve a la cocina, llevándose el
secreto de la transparencia del mundo.
jueves, 23 de junio de 2022
Transparencia. María Rosa Lojo.
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