El Joven Eurito, armado de arco y aljaba, se encontró en el camino con Apolo, también armado. Con la confianza de la juventud. Eurito desafió a Apolo:
—Probemos a ver quién dispara la flecha más lejos.
Apolo, irritado por la insolencia, no solo no aceptó el desafío, sino que mató a Eurito.
Desde entonces Apolo no volvió a disparar flechas nunca más. El espacio y los distantes blancos ya no lo tentaban. Ahora le faltaba la verdadera medida, que era aquel único flechazo que Eurito nunca llegó a arrojar.
El gato de Cheshire, 1950.
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