Comieron perdices y fueron felices. Luego se casaron y justo después estaban solteros. Ella se puso a dormir cien años en un castillo rodeado de espinos y bosques salvajes. Él desapareció del cuento y no contó nada de nada. Ella se pinchó con una rueca un día mientras no cosía. Una bruja malvada la maldijo. Ella nació. Había una vez.
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