—Buenos días.
—Buenos días.
—¿Cómo está?
—Bien, gracias
—Y de salud, ¿cómo se encuentra?
—No tengo motivos para quejarme.
—Pero, ¿por qué arrastra esa cuerda tras de sí?
—¿Cuerda? —preguntó, echando una mirada hacia atrás—. Son mis intestinos.
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