El
profesor se ha vuelto loco estudiando a las mariposas. Primero lo
llevaron a un establecimiento, pero al cabo de dos años volvieron a
soltarlo, al llegar a la conclusión de que su locura no era
peligrosa para la gente. Tenía la originalidad de corretear por el
parque con un cazamariposas, lo que resultaba muy divertido, porque
el profesor es un personaje más bien enclenque. Casi no hace ninguna
comida y, por deseo suyo, colocan en su habitación una gran pizarra
negra en la que escribe la palabra ALEGRÍA. Siempre que escribe en
ella la palabra ALEGRÍA, llama a un enfermero que tiene que borrarla
con una gran esponja. Y cada vez recibe por ello una moneda del
profesor, de modo que ya tiene un saco repleto de esas monedas.
Cuando el profesor tiene que salir del sanatorio, lo cual lo
entristece mucho, ruega que dejen la palabra ALEGRÍA escrita en la
pizarra. Dice que dará al enfermero la orden de borrarla en un
momento todavía muy lejano. Realmente los empleados del
establecimiento se muestran inconsolables cuando vienen a buscar al
profesor y se lo llevan a la finca de su hermana. Allí puede moverse
libremente, pero él sólo vive recordando su estancia en el
establecimiento. Todo lo ocurrido antes lo ha olvidado hace tiempo.
Allí en la finca, en verano, viste trajes blancos y de color crema.
Los aldeanos se burlan de él cuando lo ven paseando por las colinas
con su cazamariposas. No obstante, a partir de cierto día, solo
quiere salir de casa de noche, lo que no quieren consentir su hermana
y el médico de la familia, que le dedican todo su existencia. Sin
embargo, él logra imponer su voluntad. Dice que quiere atrapar las
luces, porque no hay nada más precioso que la luz. Dice que quiere
coleccionar las luces, conservarlas en un sitio seguro y publicar un
libro sobre ellas. De modo que por la noche se pasea sin ser
molestado. Una noche llega a la vía férrea. Levanta su
cazamariposas hacia las dos luces del expreso que van aumentando
rápidamente de tamaño. Cuando están justo delante de él las
atrapa con un veloz movimiento de sus manitas juntas.
Acontecimientos y relatos, Thomas Bernhard. 1997.
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