martes, 13 de febrero de 2018

Palabras sobre la arena. Patricia Richmond.

Me había acostumbrado a vivir en el armario.
Allí no se oían las bombas ni los lamentos de los vecinos. Escondía la cara entre los abrigos viejos y su olor me transportaba a las tardes de juegos en el parque, a los cuentos del abuelo antes de dormir…
Pero mi refugio no pudo evitar que escuchara el espantoso aullido que desgarró nuestra casa. Durante unos segundos el tiempo se congeló, hasta que sentí cómo el armario entero descendía vertiginosamente y me tragaba una nube de polvo y gritos que no comprendía, aturdida entre muebles, libros y recuerdos desparramados entre una montaña de escombros.
Vinieron unos hombres vestidos de soldados y nos hicieron subir a un camión para llevarnos lejos. Nadie nos deseó buen viaje ni agitó pañuelos para despedirnos.
Dijeron que éramos los elegidos, los que teníamos que soplar contra el viento para alcanzar la gloria. Ahora, por las noches, me escondo y espero entre las dunas que cercan el campamento. Cuando comienza la serenata de silbidos de los huesos sin nombre, las sombras sin dueño salen a bailar y me dejan un rato al abuelo, que me enseña a escribir palabras de paz sobre la arena.

Esta noche te cuento. Septiembre, 2014.

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