Suena el teléfono. "¿Sí?",
dice Amaranta. Una voz masculina contesta: "Soy el antiguo
inquilino. He olvidado una cosa importante junto al teléfono.
¿Cuándo podría pasarme a recogerla?" Amaranta responderá que
si le viene bien el sábado por la tarde. Él le dirá que sí y se
presentará alllí. Ella abrirá y se darán dos besos. Se llamará
Pietro. Le encanta la sonoridad de ese nombre. Tras unas breves
impresiones sobre el barrio, Amaranta lo invitará a una copa. Se
sentarán frente a una caja de cartón de la mudanza. Servirá unos
güisquis en vasos de plástico y mantendrán una conversación
mientras comen aceitunas sin hueso. Le convencerá para que se quede
a cenar. Primero hablarán de trivialidades, como lo caro que es
quitar el gotelé, y luego intercambiarán información sobre su
estado civil. En el postre se besarán, caerán sobre la mesa de
cartón y acabarán en la tarima flotante, como si nadaran sobre
aguas turbulentas. Por la mañana desayunarán. Pietro preguntará
por el objeto que había junto al teléfono. Amaranta responderá que
rodó hasta el suelo, que se hizo añicos al golpear contra las
baldosas y que tiró los cristales a la basura. Él pensará que se
lo ha robado y se marchará indignado. Pero eso es el futuro.
-¿Te
viene bien el sábado por la tarde?
Petricor, 2018.
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