jueves, 3 de junio de 2021

Pesadilla araucana de las manos. Juan Yanes.

Soñaba la misma historia, que en noches sucesivas se repetía de manera idéntica. Estábamos en una especie de celda enorme, encerrados. Cantábamos para quitarnos el miedo y entonces entraban unos soldados y nos daban culatazos con sus fusiles y nos mandaban callar. Se paraban delante de mí y me preguntaban a gritos, señalando a uno que siempre estaba callado y me decían, ‘¿cómo se llama ése?, ¡dinos su nombre!, ¿por qué no canta?, ¿por qué no toca la guitarra?’ Y yo no sabía qué decir, ni sabía por qué estaba allí. Siempre estaba allí, allí quieto, callado. Hasta que un día dijeron su nombre. Era moreno, aindiado, con la nariz prominente. Tenía el pelo negro y ensortijado y no enseñaba nunca las manos.
Entonces iban y le gritaban y le daban culatazos con los fusiles pero él no decía nada. Hasta que un día ya no pude más y les grité yo también, ‘¡No le peguen más!’, dije, ‘¿No ven que no tiene manos? ¡Está muerto y se llama Víctor, Victor Jara!’
En ese momento, me despertaba sobresaltado con una amargura infinita.

Blog del autor: Máquina de coser palabras.

En la foto, Víctor Jara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario