Hay quienes presumen de que, a ciertas horas, las cosas adquieren movimiento: un armario que bosteza, unos inquietos zapatos que caminan por la sala o vistosos juguetes bajando de sus armarios. Pero al parecer casi siempre esto ocurre cuando todos duermen, y quienes han visto tales sucesos, prefieren quedarse callados; lo consideran un asunto íntimo, como eso de mentir o hablar solos.
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