Kalym se arrancó los brazos y los lanzó a un abismo. Al llegar a su casa, su mujer le preguntó sorprendida: “¿Qué has hecho con tus brazos?”.
- Me cansé de ellos y me los arranqué- respondió Kalim.
- Tendrás que ir a buscarlos; vas a necesitarlos para el almuerzo. ¿Dónde están?
- En un abismo, muy lejos de aquí.
- ¿Y cómo has hecho para arrancártelos?
-Me despegué el derecho con el izquierdo y el izquierdo con el derecho.
-No puede ser -respondió su mujer-, pues necesitabas el izquierdo para arrancarte el derecho, pero ya te lo habías arrancado.
- Ya lo sé, mujer; mis brazos son algo muy extraño.
-Olvidemos eso por ahora y vayamos a dormir -dijo Kalym abrazando a su mujer.
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