sábado, 14 de julio de 2018

Espejo. Harold Kremer.

Cuando usted sale de su casa obsesionado con la idea de comprarse un espejo, se puede decir que ha dado por vez primera un gran paso en su vida. Pero si además de dicha decisión descubre que no desea un espejo cualquiera, sino uno especial que se adapte a su temperamento, su carácter y su figura, se podría decir que usted sabe lo que quiere de la vida. Y si después de recorrer toda la ciudad, de pronto se descubre en un viejo barrio judío discutiendo el precio de un insignificante y carcomido espejo, usted pensará que la vida y el destino han sido pródigos al brindarle esa oportunidad. Y si al llegar a su casa con el espejo se va directo al baño, lo cuelga, lo cuadra y luego se mira durante un largo instante en él, tratando de encontrar su imagen que no aparece por ningún lado, entonces usted tendrá que aceptar la realidad de su muerte.


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