martes, 19 de octubre de 2021

El reencuentro. José María Merino.

Al fin, tras muchos años de búsqueda, volvió a encontrar el lugar en aquel valle deshabitado de la montaña. La vegetación formaba una maraña que hacía muy difícil el acceso, pero al cabo de un rato pudo reconocer el pequeño montículo desde el que a Eva le gustaba contemplar el atardecer, y el prado donde Caín y Abel jugaban de niños. Sintió mucha melancolía y se sentó sobre un tronco caído. De repente, un cuervo enorme alzó el vuelo cerca de él, y en su graznido retumbante le pareció escuchar: Nunca más.

El libro de las horas contadas, 2011.
 

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