sábado, 6 de julio de 2024

Un episodio callejero. Daniil Jarms.

Una vez, un hombre saltó de un tranvía, pero lo hizo tan torpemente que cayó bajo un automóvil.
El tránsito se detuvo en la calle y un policía trató de averiguar cómo se había producido el accidente.
El conductor pasó un largo rato explicando algo, apuntando con el dedo a las ruedas delanteras del automóvil. El policía palpó las ruedas y anotó el nombre de la calle en su libretita.
Se juntó una multitud bastante numerosa.
Un hombre de ojos aguachentos se caía a cada rato de la garita del policía.
Una mujer volvía constantemente la cabeza para mirar a otra mujer, que a su vez volvía constantemente la cabeza para mirar a la primera mujer.
Después, se dispersó la muchedumbre y el tránsito empezó a avanzar nuevamente.
El ciudadano de ojos aguachentos continuó cayéndose por un buen rato de la garita, pero al fin también él, evidentemente convencido de que no podría sentarse firmemente en la garita, se acostó sobre la vereda. En ese momento, un hombre que transportaba una silla cayó violentamente, debajo del tranvía.
Nuevamente vino un policía, nuevamente se juntó una multitud, y el tránsito se detuvo. El hombre de los ojos aguachentos empezó a caerse nuevamente de la garita del policía. Bien, y después todo se arregló e incluso Ivan Semionovich Karpov fue a un restaurante.

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