Un aviso fijado a la entrada del viejo puente de piedra informa a los viandantes que están ante un monumento histórico. También advierte a los suicidas potenciales que, con el objeto de preservar la dignidad de la construcción, se abstengan de lanzarse al río desde allí y les recuerda que la ciudad cuenta con otros puentes -más modernos y funcionales- que pueden ser utilizados para el mismo fin.
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