martes, 20 de agosto de 2024

Libro del desasosiego. [Fragmento 169]. Fernando Pessoa.

Releo con lucidez, demoradamente, fragmento a fragmento, todo lo que he escrito. Y creo que todo es nulo y que más hubiera valido no haberlo hecho. Las cosas logradas, sean frases o imperios, tienen, por haberse logrado, aquella peor parte de las cosas reales que es el saber que son perecederas. No es esto, sin embargo, lo que siento y me duele de todo lo que hice, en estos momentos prolongados en que lo releo. Lo que me duele es que no valió la pena hacerlo, y que el tiempo que perdí haciéndolo no lo gané sino en la ilusión, ahora deshecha, de que valía la pena haberlo hecho.
Todo cuanto buscamos lo buscamos por una ambición, pero esa ambición o no se logra, y somos pobres, o juzgamos que la logramos, y somos locos ricos.
Lo que me duele es que lo mejor es malo, y que otro, si lo hubiera y con el cual yo sueño, lo habría hecho mejor. Todo lo que hacemos, en el arte o en la vida, es la copia imperfecta de aquello que pensábamos hacer. Desdice no sólo de la perfección externa, sino también de la perfección interna; falta no sólo a la regla de lo que debería ser, sino también a la regla de lo que juzgábamos que podría ser. Estamos huecos no sólo por dentro, sino también por fuera, parias de la promesa y de la anticipación.
¡Con qué vigor de nada más que mi alma fui levantando página tras página reclusa,
viviendo sílaba a sílaba la falsa magia, no de lo que escribía, sino de lo que suponía que
escribía! ¡Con qué encantamiento de brujería irónica me creí poeta de mi prosa, en el
momento alado en que me iba naciendo, más rápida que los movimientos de la pluma,
como un desagravio falaz a los insultos de la vida! Y al final, hoy, releyendo, veo cómo
revientan mis muñecos, cómo se les sale la paja por entre las costuras, vaciándose sin haber sido…

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