viernes, 16 de agosto de 2024

Sonámbulos. Charles Simic.

Te los encuentras a plena luz del día

completamente vestidos y moviéndose entre la muchedumbre.

Puede que sus ojos estén completamente abiertos,

pero ellos no ven a nadie,

ni siquiera pueden contemplarse a sí mismos

en los escaparates polvorientos de las tiendas

mientras deambulan acompañados por nubes blancas.


Uno de ellos cruza la avenida

llevando a su espalda un enorme saco de dormir

con algo pesado en su interior

protuberante, de lado, como una cruz.

Los holgazanes, reunidos para mirar a un traga-fuegos,

mientras las palomas con el pecho hinchado

se pavonean entre sus pies,

vuelven la mirada para seguirlo con los ojos.


No tuve más remedio que continuar mi camino,

aterrorizado por sus repentinos tambaleos,

que casi le hacen caer de rodillas

ante la chica de la minifalda roja

con botas blancas de cuero

que se despertó sobresaltada y clavó su mirada

en su cara llena de mugre

como si él fuera el mismísimo Jesucristo.

Picnic nocturno, 2001.

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