jueves, 13 de febrero de 2014

Funámbulo en rayo de luna. Eva Sánchez Palomo. Microrrelato.



El funámbulo se ha calzado unos zapatos de estaño fabricados por él mismo. El metal plateado es resistente y maleable al mismo tiempo, se adapta a su pie, acaricia al rayo.

Asciende son seguridad, sin pértiga, haciendo equilibrio con los brazos, moviéndolos como si siguieran el compás de una extraña melodía.

El ritmo es constante, no puede acelerar ni reducir la marcha. Hacerlo sería perder el equilibrio, caer desde una altura cada vez más grande.

Cada paso es una afirmación, un recuerdo para su padre y su abuelo, que le metieron en el corazón y en la mente el gusanillo de la maniobra perfecta. Ahora no le ven, murieron hace años, pero él les dedica cada paso, cada roce sutil de su zapato contra el rayo.

Camina durante horas, sin levantar la vista, concentrado. Y llega a su destino exhausto, sin fuerzas más que para dejarse caer sobre el polvo blanco.

Se sienta a descansar justo en el borde mismo de la luna, dejando colgar los pies, como un niño  en una silla inmensa, y observa satisfecho, desde su altura, cómo empieza a amanecer allá abajo.


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